** Edurne (I) **
Hace 65 años, moraba Fëamenel, el Elfo Oscuro de Gondolin, en las tierras del Valle de Imladris, mas conocido como Rivendel. Poca gente sabe como ocurrió, pero su hermana Damita por aquel entonces de visita en Rivendel, dio a luz a dos preciosas gemelas, las dos, como mas tarde quedó demostrado, hijas del propio elfo. Un gran alboroto se formó, pues ambos retoños habÃan sido ungidos con el don de los hombres, aunque gracias a Eru, gozarÃan de una gran salud y una larga vida, por ser hijas de una Dúnadan y un Elfo.
Uno de los retoños, una hermosa niña, fue llamada por sus padres Edurne, y pronto creció fuerte y vigorosa.
Con el paso del tiempo, tanto su padre, Fëamenel, como ella misma fueron a vivir a Rohan, donde habitaba Damita, y allà fue feliz entre los suyos. Edurne crecÃa a ojos vista y la gente cada vez se asombraba mas, pues tenÃa la fuerza de los dunedain, pero a su vez, el porte y la belleza de los Altos Elfos.
Muchos pretendientes tuvo en su corta vida la pequeña Edurne, pero todos eran rechazados. Una sombra habitaba en su vigoroso corazón, sombra que con nadie querÃa compartir, ni siquiera con sus padres y sus mas allegados amigos. Si, porque Edurne tenÃa muchos amigos, desde su hermana Gemela Lómiel, como su prima Isiliel, la pequeña Aranedlor, Laithalatiel, Afirathiel, y un largo sinfÃn, pues era muy querida en estas tierras.
Pero nadie sabÃa de sus penas, hasta que un dÃa no pudo soportarlo mas y explotó, no tuvo mas remedio que aceptar la realidad: Se habÃa enamorado, se podÃa decir mas alto, pero no mas claro. Por fin la hermosa doncella dunadan habÃa encontrado al dueño de su corazón. Pero la sombra que lo oscurecÃa era la persona a la que amaba, su propio padre, Fëamenel, sin esposa por ese entonces, el cual al enterarse y tras unos instantes de asombro, no dudo en ofrecerle su mano a su propia hija. Los elfos no solÃan desposarse con parientes cercanos, menos una hija, pero Fëamenel era un Elfo Oscuro, por tanto no le importaba en absoluto. Asà en una calurosa tarde de primavera en las verdes praderas de Rohan y con las hermosas Simbelmynes de testigos, Fëamenel y Edurne, contrajeron matrimonio.
Desde ese dÃa, Edurne olvidó las penas de su corazón, era feliz, o al menos lo parecÃa y no daba muestras de sufrimiento alguno, tal era su felicidad que un dÃa no tuvo mas remedio que anunciarle a su esposo una grata noticia, estaba esperando un retoño, el fruto de una nueva unión entre las dos razas, unidas por la sangre de tiempos inmemoriales.
Y asà transcurre la historia de Edurne hasta nuestros dÃas, que son pocos aun para ella, a sus recién cumplidos 65 años, para lo que es la vida de los altos hombres del Oeste.
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Esta historia es un regalo de una persona a la que quiero mucho, es la historia de mi personaje, en cierto modo mi historia. Gracias por escribÃrmela.